Hoy os traigo una receta mas veraniega que otoñal, ya que aquí aun estamos de playeo. Hoy ha empezado a refrescar, pero a mediodía aun teníamos unos 26ºC, que sin aire hace que la playa aun apetezca. Por ese motivo me he decidido a elaborar fartóns, unos dulces de origen levantino que se consumen acompañados de una buena horchata fresquita.
El fartón es un dulce típico del municipio valenciano de Alboraya (España) y consiste en un bollo alargado blando, dulce y absorbente que se moja en horchata, una bebida refrescante obtenida a partir de la chufa. Aunque en el levante se asocie a la horchata, al ser un bollo ligero y esponjoso, que se elabora con aceite de girasol y no con manteca, es muy apropiado para consumir con bebidas calientes como el chocolate a la taza o incluso con café con leche, siendo un dulce ideal para desayunos o meriendas.
Ingredientes:
250 g harina
50 ml agua o leche
50 g azúcar
25 g levadura fresca
1 huevo
50 ml aceite de girasol
pizca de sal
Azúcar glas
Elaboración:
La elaboración de estos fartóns es muy sencilla, ya que no necesitan prefermento y la fermentación es rápida. Lo que si hay que tener en cuenta es que se utiliza el doble de levadura que se usa de forma habitual, lo usual son 25 g de levadura fresca por 500 g de harina, y aquí, son 25 g de levadura por 250 g harina.
En primer lugar templamos la leche o el agua y diluimos la levadura. Ponemos en la amasadora la harina, la levadura diluida, el huevo y el azúcar y amasamos bien.
Pasados unos 5-7 minutos, incorporamos el aceite y la pizca de sal y seguimos amasando hasta obtener una masa que se despegue de las paredes, aunque queda un poco pegajosa.
Pasamos la masa a una mesa enharinada y dejamos que doble su tamaño.
Una vez fermentada, cortamos en porciones de unos 50 g y boleamos ligeramente.
Con ayuda de un rodillo vamos estirando cada una de las porciones, de forma que se nos quede un rectángulo de masa bien fina pero que no se rompa. Para poder hacerlo con mayor facilidad, enharinamos la mesa.
A continuación, enrollamos la pieza estirada de la masa por el lado mayor haciendo una especie de rollo y los ponemos separados en una bandeja de hornear.
Dejamos fermentar un poco (esta vez no llega a doblar) y horneamos a 170ºC unos 10-12 minutos o hasta que estén ligeramente dorados.
Mientras se hornean, preparamos la glasa que los va a cubrir. Ponemos azúcar glas en un cuenco y añadimos un poco de agua, mezclando bien hasta obtener una gasa espesa.
Recién salidos del horno los pintamos generosamente con esta glasa y cuando estén fríos, volvemos a pintar con glasa y dejamos secar.
Como veis es un dulce muy sencillo de hacer y está muy rico. Para ser los primeros han tenido bastante éxito. Y aunque el verano se este yendo y el fresco empieza a abrirse paso, podemos tomarlos con chocolate caliente. Así que ya no hay excusas para no lanzarse a elaborar estos deliciosos fartóns. Hasta la próxima.
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