A pesar de que ha pasado una semana ya desde que se celebró San Isidro, tenía ganas de probar esta receta de rosquillas. En Madrid, el día de San Isidro, los madrileños van a un lugar llamado la pradera de San Isidro y toman rosquillas tontas, listas y de Santa Clara. En esta entrada os traigo las rosquillas tontas, que de tontas no tienen nada, pero que a ser sin cobertura, los madrileños las llaman así. En próximas entradas, llegaran las listas y las de Santa Clara.
Estas rosquillas tontas son secas y poco dulces, pero ganan en sabor con el paso de los días y además, no son nada pesadas. Están muy ricas ya que no empalagan, pero aquellos que os gusten un poco mas dulce, le añadís mas azúcar (unos 25-30 g).
Y ahora vamos con la elaboración. Son muy fáciles y se hornean, así no engordan tanto.
Ingredientes:
3 huevos
100 g azúcar
130 ml aceite oliva suave
5 g matalauva
370 g harina
Elaboración:
En primer lugar, ponemos el aceite a calentar sin que llegue a humear.
Cuando esté caliente, apagamos el fuego y añadimos la matalauva, tapando la cazuela y dejando infusionar hasta que se enfríe el aceite.
Una vez frío, colamos para quitar la matalauva. Si os gusta encontrarla en la masa, podéis dejarla. Aquí en casa, no gusta mucho que los roscos tengan chispillas dentro, y por eso cuelo el aceite. Tiene todo el sabor, pero no te encuentras las semillas.
En el bol de la batidora y con las varillas, montamos los huevos con el azúcar hasta que la mezcla sea esponjosa.
Añadimos el aceite frío a hilo fino, como para preparar una mahonesa y mezclamos bien.
A partir de este paso, hay dos opciones, o usamos la amasadora con el gancho o amasamos a mano. Si tenéis robot, es mejor hacerlo con este, pero amasado a mano también da buen resultado.
Añadimos la harina en dos veces y amasamos hasta obtener una masa blandita pero que no se nos pegue en las manos. La pasamos a la mesa enharinada y hacemos una bola. Dejamos reposar unos 15 minutos para que se relaje y nos deje trabajarla mejor.
Partimos la masa en cuatro porciones y la boleamos con las manos engrasadas con aceite.
Volvemos a unir la masa y ya nos disponemos a elaborar los roscos.
Cortamos porciones de 70 g (desde 50 a 80 g tendríamos unos roscos de un buen tamaño), hacemos un cilindro y unimos los bordes para formar el rosco. Con estas cantidades, salieron 11 roscos.
Preparamos una bandeja de horno con papel vegetal y disponemos los roscos encima.
Precalentamos el horno a 200ºC y mientras coge calor, pintamos los roscos con huevo batido, para que al hornearlos se queden con mas brillo.
Horneamos a 200ºC unos 15-20 minutos. Tienen que quedarse bien dorados. Los sacamos del horno y dejamos templar en la bandeja.
Una vez templados, pasamos a una rejilla hasta que se enfríen del todo.
Como veis, tienen una pinta estupenda, y además, están muy ricos. Parecen poco dulces, pero, para nuestro gusto, llevan el azúcar justa.
Espero que os haya gustado y hasta la próxima.
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