Hoy traigo al blog una receta que me ha llevado directa a mi mas tierna infancia, cuando aun había colegio por la tarde y se jugaba en la calle. No teníamos móviles, y corríamos, saltábamos a la comba y jugábamos al elástico. Algo que los niños de hoy en día no saben ni casi que es. Ellos viven en una sociedad tecnológica y lo de jugar en la calle es casi una utopía, sobre todo en grandes ciudades.
Cuando salíamos del cole, para merendar a mi me gustaba tomar un dulce que llamábamos pan griego, que es una especie de torta de anís, alargada y con mucha canela. Y después de varias pruebas, este es el que mas se asemeja a aquellos que tomaba en mi infancia. Yo le hubiera puesto mas canela, pero ya lo dejo a vuestra elección si os animáis a elaborarlos. He de deciros que son sencillos de hacer y aunque se elaboran con levadura fresca, no hay que tener especial cuidado en el levado, con lo que si os quedáis cortos o se os pasa un poco, no influye mucho en el resultado final. Y ahora vamos con la receta y la elaboración.
Ingredientes:
400 g harina
12 g levadura fresca
120 ml leche
120 ml agua
50 ml aceite de oliva
60 g azúcar
10 g matalauva
pizca de sal
Elaboración:
Mezclamos los líquidos con la levadura fresca, diluimos bien y llevamos al microondas para templar esta mezcla.
Ponemos todos los solidos en un bol y añadimos la mezcla de líquidos y amasamos con la amasadora unos 10 minutos hasta que obtengamos una masa un poco pegajosa que dejamos reposar en el bol unos 5 minutos, volviendo a amasar otros 5 minutos.
Pasamos a mesa, boleamos y ponemos en un bol engrasado hasta que casi doble su tamaño.
Una vez doblado el tamaño de la masa, pasamos de nuevo a la mesa y desfogamos. Pesamos la masa, la mía pesaba unos 720 g y hacemos porciones de entre 100-120 g. Boleamos ligeramente cada porción, y con ayuda de un rodillo estiramos hasta que se nos queden lo mas fina posible y con forma alargada.
Pintamos cada pan con aceite de oliva y espolvoreamos generosamente con una mezcla de azúcar y canela.
Dejamos reposar unos 10 minutos y mientras calentamos el horno a unos 200ºC. Preparamos un vasito con anís para pintar las tortas en cuanto salgan del horno.
Horneamos unos 10-12 minutos, hasta que estén doradas, pero con mucho cuidado que pasan de doradas a quemadas en cuestión de segundos. En cuanto salgan del horno, las pintamos con anís, que se irá evaporando al pasar por encima de las tortas tan calientes.
En mi caso me salieron seis panes griegos, que se pueden conservar en una caja de lata, para que estén crujientes durante varios días.
Probablemente a aquellos que no sois de aquí, este dulce no os traiga ningún recuerdo especial, mas allá de unas tortas de anís, pero mucha gente de mi generación hemos merendado estos panes después del cole, y en mi caso me trae recuerdos estupendos.
Espero que os guste y os animeis a hacerlos. Hasta la próxima.
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