Volvemos a las galletas, un poco diferentes por sus ingredientes, pero tan versátiles como las que anteriormente he colgado. Estas galletas fueron una prueba para Edu, que le encanta el dulce de leche y la verdad es que pasaron sin problema el filtro. A Edu le encantaron y a nosotros también. Al llevar dulce de leche en lugar de azúcar (lleva un poco de azúcar moreno) tienen un sabor a caramelo que las hace diferentes a las otras. Además, no llevan huevo así que para aquellos alérgicos a la proteína del huevo, es otra opción a sumar a las magdalenas que colgué el pasado mes de enero. Si entonces os gustaron, no dejéis de hacer estas galletas.
Ingredientes:
240 g dulce de leche
300 mantequilla
40 g azúcar moreno
425 g harina
Elaboración:
Como siempre en la elaboración de galletas que leven mantequilla, esta debe estar a temperatura ambiente para poder esponjarla con los azucares.
Ponemos la mantequilla en el bol de la amasadora con el accesorio de pala (si no lo tenéis, con las varillas) con el dulce de leche y el azúcar y batir hasta que se quede una masa esponjosa.
Añadimos entonces la harina en tres veces, para que se integre mejor. Yo no suelo tamizar la harina para las galletas, pero vosotros podéis hacerlo. Es cuestión de gustos. A mi se me queda bien la masa sin tamizar, pero hay quien prefiere hacerlo.
Una vez hemos integrado bien la harina, procedemos como siempre en el caso de las galletas. Sacamos la masa y la estiramos entre dos papeles de hornear con ayuda de un rodillo y utilizando dos palillos chinos como guia y guardamos en la nevera unas dos horas como mínimo. Yo suelo dejarlo de un día para otro.
Una vez bien fría la masa, la sacamos y la cortamos con ayuda del cortapastas que mas os guste.
Yo las pinté con yema de huevo para que quedaran mas brillantes, pero no es necesario. Yo lo hice para aprovechar una yema que me sobraba.
Precalentamos el horno a 180ºC y horneamos unos 12-15 minutos, vigilándolas a partir de los 10 minutos, ya que al llevar el dulce de leche se queman con facilidad.
Una vez doradas, las sacamos del horno y templadas las pasamos a una bandeja para enfriarlas. Y a comer. Están muy ricas con un toque como de caramelo pegadillo muy peculiar. Tanto Edu como sus compañeros de resi las devoraron en un plis-plas. Y la semana pasada le llevamos a Mar y tres cuartos de lo mismo.
Fijaros que taza tan bonita. Mas de 100 años de antigüedad |
Como podéis ver en las fotos, tienen una pinta excepcional. Y la verdad es que estaban muy ricas.
Si todo lo he hecho bien, esta entrada está programada para ser colgada el próximo lunes 23. Nosotros, si todo va bien, estaremos fuera y no se si tendré una conexión a internet para poder hacerlo. Cruzaré los dedos, porque en esto de la tecnología, soy mas bien desastre.
No quería despedirme sin antes dejaros el enlace del proyecto de Antonio y Rafa que os hablé la semana anterior. La verdad es que tiene muy buena pinta y ya vereis si visitáis su blog, que cosa mas bonita han creado. Os dejo el enlace para que le echéis un vistazo, casadeavio Doña Paca os va a gustar. Hasta la próxima.
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